Empezamos por irnos de vacaciones
pero acabas regresando al punto inicial
lugar de origen, destino macabro
a tomar por culo la perspectiva adquirida
vuelta a comerse las mismas mierdas
las mismas miserias, existencias espantosas.
Llegado este punto ya ni me esfuerzo en entenderlo
cada cerveza que tomamos es un pisotón en la cara
que le asestamos a esta amalgama de pequeños infiernos
a los que nos empeñamos en seguir llamando vida.
Y bueno nos conformamos con escapar un rato
que a fin de cuentas es lo que venimos buscando todos,
la felicidad sedentaria sólo sería posible junto a tí
(cuentame quien es tu "tí" y te digo quien es mi "tú")
por tanto toda felicidad es inquieta e itinerante.
De la cordura nada sabemos ni nunca se supo,
ni si quiera nuestros antepasados
"lo primero que se inventa la tribu son tambores,
potingas que coloquen y cánticos que berrear"
que puestos a evolucionar vienen a ser
la música y la cerveza que hoy veneramos,
venenos para ir descacharrandonos sin llamar la atención
notas biensonantes que evitan escuchar el cataclismo de cada segungo,
después de todo no me quejo,
que ayer hasta me hicieron un favor
y va el nota y me dice: -ei perdona, fue sin querer.
Me giré y le puse una mueca horrible.
Por más que te vayas de vacaciones al confín del mundo
dentro seguirá estando uno
por muy diferente que sea el escenario donde esté
no hay pantalones a escapar de este cerebro mío
y cada vez que acabo la conversación conmigo
siempre termino diciendome:
"Tranqui joder, pronto serás normal".
(Y a escondidas me descojono de la risa).
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