¿Recuerdas cuando bebiamos y bailabamos
hasta caer rodando por los suelos?
YO ya casi no me acuerdo de la última vez.
Al principio si que bebiamos de alegría,
jovenes inconscientes creyendo comerse el mundo
con los ojos inyectados en wisky.
Ahora que bebemos como cosacos
solo para ser un poco menos infelices
durante los breves instantes que nos dura
la cara de gilipollas que se nos queda
tras engullirnos una botella de ginebra,
y todo se ha traducido en olvidarse
en esos ratos impuntuales,
tan solo un instante antes
de que sobrevenga la angustia,
de lo perra que es la vida.
Menuda es nuestra felicidad.
Menuda es la felicidad ausente
de los enamorados no correspondidos.
Y como me jode decir
lo bien que estaba antes de conocerte
a sabiendas que es mentira
puede que a ratos sea verdad,
si mis sentimientos son una contradicción
ahora que solo estoy a gusto
mi piel contra tu piel
o de lo contrario
todo lo lejos que pueda estar de tí.
En fin, será siempre mejor
que vuelvas otra vez
para perderte de nuevo,
para encontrarte en un cigarrillo
para quererte para huirte
pero vuelve,
porque quiero abrazarte,
que todas las palabras me parecen poco
que las palabras no aman,
que tampoco tengo el arte, ni nadie lo tiene
para expresar fielmente
lo mucho que te quiero,
que hasta el daño que me haces
siempre me resulta placentero
y lo disfurto como si beso tuyo fuera
paladeandolo como si se tratase del ultimo
de los dolores que me caueses.
Y no entiendo como es posible
que te vea tan sola en tu ligero caminar
cuando rebaños enteros de hombres
deberian seguirte hasta las puertas del cielo.
Aqui, o todo el mundo se ha vuelto loco
o yo estoy para que me encierren.
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