
¿Te acuerdas Manolo de los giros inesperados?
dibujando castillitos en el cielo,
como nos reiamos entre farra, cañas y riojas
si que estaban cerca, joder que si nos rozaban
nos arañaban la piel a más no poder.
Pues eso, que al final arrivaron
y tanto que si llegaron, me cago en la puta que sí.
Lo que manda huevos es que yo siga invariable,
todo gira en torno a mi, remolinos de gentes,
es increibleque que yo permanezca tan inmovil
te lo juro, parece mentira todo.
Que este torbellino de acontecimientos
no tenga los cojones a desclavarme del suelo
y te digo que este poniente sopla fuerte
tu lo sabes bien que te estoy viendo volando.
Yo creo que estoy tan inmovil
porque me situé en el centro de esta espiral
no veas los mareos de cabeza que me dan
y persisto en el mismo sitio como un pasmarote
es que parece que yo aquí no me despeino,
¿no es irónico a lo Morissette?
Y es que ya ni huyo, pero no me da igual,
vamos, ni de lejos que no me da igual.
Con esta imperiosa necesidad de salir de aquí
y yo estacionado en esta crucis,
donde tengo todas, todas las de perder.
es que soy la hostia, pero la rehostia.
Con esta flagrante necedad de salvarme
de un que se yo que nunca llega.
Me siento vivo como pez en el agua
y sin embargo desprendo cierto tufillo a fiambre
algo en mis tripas corazón se pudre
y solo puede ser este amor hediondo
que ya no consuela y si desvela.
Esto hubiese sido mucho más divertido
si me hubiese acompañado en mi camino.
Si es que seguramente que ni me viera
como yo siempre hago noches y dias enteros
recostado en mi trinchera y sin pegar ni tiros
lo que yo te digo, un mercenario pacifista,
que sabe mucho de balas perdidas
que buscan calma en corazones rotos,
asomando la cabeza a ver quien pasa y para que algo pase.
Te juro que hubo cientos de madrugadas
que pasé lejos de mi trinchera a pecho descubierto
buscando desesperadamente mi estocada
rogando a gritos que alguien me disparase,
no hubo suerte, no hubo quien me chistara,
pensarían que el chiflado aquel
no merecia ni el tiro que desvelara sus posiciones
y seguirian dandole a lo suyo bien a cubierto.
Con razón que este combate no tiene pinta que acabe,
si cada uno hacemos la guerra a nuestra manera.
Pero algo de momento está muy claro,
yo me largo de aquí echando mistos,
a seguir mi lucha alma en mano camino de Ítaca,
o mejor sería sin duda como decia León:
"Dejadme,- Ya vendrá un viento fuerte que me lleve a mi sitio."
Y creo que estoy en el lugar idoneo,
el mismísimo puto ojo del huracán.