Ella desapareció una tarde gris
de esas que es mejor olvidar,
dejó sus viejas cosas aquí
cogió sus sueños y nada más.
A nadie dijo donde iría
cuando la patria son tus botas
el viento es el mejor guía
para ir desaciendo las horas rotas.
Y por las calles de Almería
cual caballero de capa y espada,
la buscaba de noches y a veces de día
pero nunca encontraba nada.
Si de lejos olía su perfume
lo perseguía y nunca era ella,
mil efluvios de mujer tuve
pero el suyo era de alguna estrella.
Y quedé castigado como un niño
dejé de ir a la universidad,
echaba tanto de menos su cariño
que pensé en abandonar nuestra ciudad.
Pasaba los días en los bares
mi casa y el colchón eran verdugos,
todo lleno de recuerdos a mares
y en mi un vacio lleno de humos.
Un continuo estar sin estar
un sufrido vivir sin estar vivo,
un martirio al despertar
mi infierno de no estar contigo.
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