sábado, 14 de marzo de 2009

Corre y se viento invisible

Es como un sueño, una locura, te levantas temprano el domingo por la mañana a pesar de lo caliente y agustito que estás entre las sábanas... te asomas a la ventana y adivinas un entrenamiento duro. Mientras te vistes y te pones las zapatillas estás preguntandote qué clase de fuerza interior te lleva a hacer lo que haces, pero no encuentras respuesta, simplemente vas a salir a correr y punto. Lo normal seria levantarse a las tantas con una resaca de mil demonios... yo ya estoy dispuesto a salir por la puerta, me esperan quince kilometros para el desayuno.Y cuando de nuevo estoy entrando en el portal de mi casa soy increiblemente feliz. Y cuando salgo de la ducha estoy increiblemente feliz...

Y si vuelves a salir a la calle a comprar el pan y el periodico con su dominical, juegas con la ventaja del que ya sabe que pinta tiene el día. Y el resto de la jornado ya solo puede ser paz, tranquilidad y armonía, porque tienes la certeza de que cualquier problema es pequeño, uno ya sufrió bastante durante el entrenamiento.

Creo que me están preparando el desayuno y me cantan mientras escribo esto, soy feliz y tremendamente afortunado. Me pregunta:
-¿zumo de naranja? ¿café? ¿tostada?
- Si por favor y espera que te echo una mano.
-Tranquilo no hace falta.
(Veis, a esto era a lo que me refería, ya todo solo puede ir a mejor.)
- Mil gracias!!!

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